Experiencias en Irmandiños : A Revolta como mercenario

Estos últimos tres días he estado participando en el juego de rol en vivo Irmandiños: A revolta organizado por 13negativo con el apoyo de la Xunta. El juego era muy atractivo, tres días en un marco natural inmejorable, un valle rodeado por montañas y un castillo conservado en un estado envidiable situado en una colina en el centro del la llanura. Por 18€ (24 sin Carné Xove) tenías derecho a participar, además de estar incluido el transporte de ida y vuelta y la comida y alojamiento de los tres días.

La partida estaba ambientada en las Revueltas Irmandiñas, así que la lucha consistía en un ejército nobiliario (formado a su vez por otros tres, Fonseca (tropas del arzobispo de Santiago), Zúñiga (tropas del señor de las tierras) y Pimentel (mercenarios venidos de Castilla)). Yo me inscribí en el ejército de los mercenarios de Pimentel. Cierto es que la razón por la que acabamos en él los cuatro amigos con los que fui y yo fue bastante mercenaria también, ya que de haber estado inscritos en el bando Irmandiño tendríamos que haber hecho nosotros mismos el disfraz…

El primer día, el viernes, según llegábamos nos iban entregando el traje, nuestro dinero (5 maravedíes) y un plato y un cuenco de cerámica para las comidas. Posteriormente nos llevaron a un campo de entrenamiento donde realizamos varias actividades de «instrucción», como combates, carreras o tiro con arco. Los mejores en el global de las pruebas fueron nombrados comandantes de un batallón, cada uno con 10 personas a su cargo. Yo estaba en el comando Pepino, liderado por Ana Moreno, mi prima en la partida y amiga en la vida real. Ya desde este día empezamos a odiar al ejército de Zúñiga, ya que eran unos anfitriones muy hoscos que se ganaron nuestro odio y desconfianza.

Mercenarios en el Patio de Armas

Posteriormente tuvimos un rato libre por la tarde para pasear por el castillo, realizar algunos duelos y acomodarnos (aunque debido a la lluvia más que probable dejamos las tiendas y nos metimos en un albergue dentro del castillo). Por la tarde vimos un duelo a caballo en el cual Fonseca y Zúñiga se jugaban el castillo. El ejército mercenario, por supuesto, apostó contra Zúñiga, llevándonos así una gran alegría, ya que ganar a los odiosos zúñigos en lo que fuese era una satisfacción.

Al final del día, justo a la hora de la cena (estamos seguros de que los Irmandiños sincronizaban sus visitas con nuestras comidas) recibimos la primera visita del ejército Irmandiño (media hora de camino tenían los pobres desde su campamento). No venían a luchar, venían a exponer sus condiciones que, por supuesto, fueron ignoradas por los nobles (por los mercenarios aún más, no ofrecieron dinero).

Miguel vs Moreno, Lucha de Titanes

El sábado sabíamos que íbamos a recibir un ataque Irmandiño y, como llegaron tarde (a la hora de comer, claro) nos dio tiempo a preparar la estrategia a seguir. A mi batallón nos tocaba ser la primera línea en la defensa de una encrucijada por la que pasarían las tropas antes de llegar al castillo, y decidimos ocultar tropas entre la maleza, de manera que cuando llegasen los enemigos pareciese que defendíamos con menos gente de la que éramos en realidad. El resultado fue perfecto, se confiaron, y cuando salimos de los helechos se llevaron un buen susto, además de que les atácabamos por la espalda, sin que se pudisesen defender. Ésta fue la batalla más divertida en la que participé, por lo original de la estrategia, además de que al ser yo uno de los soldados que salían de su escondite me lo pasé genial. Mientras tanto, las incompetentes tropas de Zúñiga perdían la Atalaya y su señor moría a manos de los Irmandiños.

Más Mercenarios

Por la tarde iba a tener lugar otra lucha, esta vez más multitudinaria, de unos 120 soldados en cada bando. El resultado fue un poco caótico, y un par de personas se hicieron daño (una chica Irmandiña que se resbaló escapando a la que traté de ayudar y nuestro líder Pimentel que se cayó y dislocó el hombro), así que se canceló el combate. Como había gente que había demostrado que se estaba tomando el juego demasiado en serio se canceló durante el sábado, a la espera de cambiar el sistema de combate por uno más controlado.

El sábado por la noche fue cuando los mercenarios empezamos a jugar de verdad, ya que recibimos la paga que nos debía nuestro señor Pimentel, más algunos intereses. Pero oye, somos mercenarios, si nos das dinero queremos aún más… así que planeamos traicionar a los Irmandiños y a las tropas nobiliarias para quedarnos con dinero de ambos y rehuir el combate. La conspiración duró hasta altas horas de la madrugada, e incluyó el envío de un destacamento de tres hombres al campamento irmandiño para volver con una parte de la paga que nos habían prometido. Lo malo fue que convivíamos con las tropas de los nobles en el castillo y se enteraron de nuestro plan… Al día siguiente nos levantamos pronto (demasiado, no sé de quien fue la estúpida idea de madrugar tanto, ya que tuvimos que esperar a que llegase el desayuno…) y caminar en grupos por el castillo, ya que esperábamos que en cualquier momento tanto las tropas de Fonseca como las de Zúñiga acabasen con nosotros por nuestra futura traición. Tras formar en el patio de armas, exigimos un pago a Fonseca, que nos prometió (era muy cuantioso, ofrecían doscientas monedas de oro, pero no nos fiábamos) pero finalmente decidimos que era demasiado probable que los otros dos ejércitos nos eliminasen, así que matamos a nuestro señor Pimentel (no apoyaba nuestro cambio de bando al ejército Irmandiño) y escapamos a reunirnos con ellos. En realidad deberíamos haber pasado el albergue primero, ya que ahí se nos habían proporcionado lanzas para combatir y allí se encontraba nuestro tesoro, pero como todo fue bastante improvisado simplemente corrimos hacia el campamento Irmandiño.

Una vez que nos reunimos con ellos en un punto intermedio, notábamos cierta desconfianza (en realidad era justificada, hicieron bien en ser precavidos, y eso que no sabían que acababámos de matar a nuestro Señor…), de hecho no nos dejaron ponernos detrás de ellos como pretendíamos, nos hacían caminar delante. Al llegar al castillo, antes de la batalla final, nos engañaron y nos pasaron a retaguardia, quizás volvían a desconfiar de nosotros. En ese momento estuvimos tentados de abandonar a los Irmandiños a su suerte y arrasar el castillo por nuestra cuenta, pero decidimos ayudarles en la batalla… para que luego se diga que los mercenarios no tenemos honor!

En este combate final se vio que los mercenarios éramos el ejército decisivo, ya que sin nosotros los nobles hubiesen arrasado a los Irmandiños, y en caso seguir junto a los nobles la batalla no habría existido, les habríamos arrasado. El nuevo método de combate era más individual y fácil de controlar, las batallas eran individuales en grupos de cinco, con los jefes de armas como árbitros para no permitir golpes duros o prohibidos (cara, cuello, canillas, etc). La lluvia que empezó a caer sobre nosotros en ese momento le dio un toque épico a la batalla, pero nos dejó calados hasta los huesos. Al final el resultado fue un empate en el campo de batalla, así que el castillo continuó siendo de Fonseca… hasta el año que viene al menos! Mientras tanto se llevaron a cabo algunas acciones al margen de la batalla, como el secuestro del arzobispo Fonseca por parte de un comando mercenario-irmandiño que finalmente no triunfó ya que el arzobispo se defendió y escapó.

El balance del juego ha sido positivo. El ambiente ha sido genial, la organización ha sido muy buena, además de que al contar con el apoyo de la Xunta (destacable que se apoye el rol institucionalmente) el precio era realmente bajo. De paso se aprende un poco de historia, que nunca está mal. La ambientación era muy buena también, con la gente de la organización disfrazada (incluso fotógrafos y cámaras de la TVG), y las tropas de cada ejército hacían su papel casi todo el día (cuántas veces no habré gritado yo ¡Muerte a Zúñiga! o nos habremos «picado» con ellos…). Por supuesto hay cosas que se pueden mejorar, como restarle linealidad a la trama por ejemplo, pero era la primera edición, y el resultado ha sido muy bueno.

Nos vemos el año que viene!

Más enlaces:
Testimonio de un soldado de Fonseca / Sus fotos
Foro no oficial / Otra URL
Libro de visitas de la página de la partida
Fotos en VerinDeNoche
Si cumple, próximamente fotos en Cumplió, mogollón de fotos mercenarias en la web de Corso, Charche.net
Noticia en el Correo Gallego
Fotos de Ahores (Mercenario de Pimentel) – y su crónica.
Otra crónica de un soldado de Fonseca
Reportaje de un mercenario (Vic el gabacho)
Relato (Primera parte) del Pepino VIII, Jorge el Turco (Diz)
Otra crónica fotográfica de un miembro del Comando Pepino.

Nota: las fotos que uso no son las mías, aún no las he pasado del móvil al PC (y algún video que grabé), pero también subiré las propias.
Mis fotos!, videos en breve en youtube.